En un pueblito de la mesopotamia argentina, viven aproximadamente 3000 familias, sin incluir perros, gatos, vacas, caballos, burros, liebres, chanchos, algún chivo, gansos, gallinas por supuesto y pájaros de todo tipo e insectos de las mas variadas especies.
Este pueblo se llama “Aire Puro”, se halla en una zona que existe un micro clima excepcional, es el lugar de Argentina, que tiene el mayor porcentaje de longevos, de acuerdo a la cantidad de habitantes. En este lugar nunca hubo grandes problemas, sus habitantes son chacareros medianos y pequeños, en general, se dedican a la producción de cítricos. Son un ejemplo para el resto de los productores agrarios del país. fundaron una cooperativa que comercializa sus productos, en el mercado interno y externo.
El intendente de “Aire Puro”, se llama Ignacio Castillo, fue electo y reelecto, a partir de 1983, cuando se produjo el advenimiento de la democracia, después de haber padecido nuestro pueblo, la dictadura militar, más sanguinaria de nuestra historia.
Los vecinos lo llaman el Gordo Ignacio y es un personaje muy particular, a la mañana trabaja en su campo y a la tarde se convierte en “el intendente” ad honorem.
En estos largos años el intendente y los concejales han hecho progresar al pueblo como nunca en toda su historia, se colocaron cientos de luminarias, la red de agua corriente llega a todos los habitantes, el sistema de red pluvial y cloacas prácticamente esta construida al 100 por ciento, asfaltaron la mayoría de las calles, plantaron miles de árboles, construyeron un cine teatro modelo, con la última tecnología, varios clubes permiten practicar diferentes tipo de deportes y actividades sociales, el hospital es pequeño, pero ejemplo para la provincia, no falta nada, desde la nursery hasta un quirófano, con los elementos mas sofisticados que se usan en cirugía. Los medicamentos se proveen gratuitamente, para los internados y los enfermos ambulatorios, tres ambulancias atienden las emergencias.
Las escuelas funcionan a pleno y a cada niño les entregan al comienzo del año lectivo, dos guardapolvos blancos, cuadernos, libros, lápices, lapiceras y todo lo que necesiten, junto con la copa de leche y diversos alimentos sólidos.
En este pueblo no hay delincuencia, todo el mundo esta ocupado en diferentes trabajos, tienen un destacamento policial con tres uniformados por turno, y colaboran en diferentes tareas con la intendencia, para sentirse útiles, cuentan con un cuerpo de bomberos voluntarios, prácticamente no tienen siniestros para atender. La gestión del Gordo Ignacio y sus colaboradores es digna de destacar, los concejales casi nunca votan, prefieren consensuar y nadie recibe remuneración por su trabajo público, En realidad este ejemplo parece una utopía, gente de otras ciudades y pueblos se preguntan, como se financian para hacer tantas obras, esta pregunta se la han hecho muchas veces al Gordo Ignacio y el siempre responde lo mismo;.- los impuestos que paga la gente son mínimos y todos pagan, creo que administramos bien, ni un peso se queda pegado en las manos de los funcionarios, la gobernación nos ayuda y el gobierno nacional también.
En realidad Aire Puro, junto a un puñado de pueblos, fue un ejemplo de gestión pública para todo el país. Todo iba demasiado bien, hasta el segundo trimestre del año pasado, cuando comenzó una sequía como nunca se había conocido, no llovió durante meses y las plantas comenzaron a secarse. Este problema no estaba previsto y por lo tanto nadie tenía en su campo riego por aspersión, la situación se puso muy delicada cuando comenzó el verano, con las altas temperaturas y los campos secos, comenzaron a producirse incendios.
Debido a esta situación de emergencia muchos habitantes y sobre todo los jóvenes, se fueron a las grandes ciudades, en busca de trabajo. Con una producción casi inexistente, la realidad de Aire Puro comenzó a cambiar y este pueblo progresista empezó a retroceder.
Estaba por finalizar el mes de enero y una noche el cielo se cubrió de nubes muy oscuras, traían mucho agua, el Gordo Ignacio estaba en la plaza principal, junto a la gente y todos miraban a lo alto, pidiendo a viva voz que llueva, el cura del pueblo, dentro de la iglesia, rezaba para que llueva, las personas supersticiosas, cruzaban cuchillos para que se produzca la lluvia y hacían todo tipo de ceremonias, de esa manera, cada uno de los habitantes, ponía mente y corazón para que llueva,
A las 22,30 hs. de un jueves de enero, comenzó a llover, la gente no lo podía creer, el cura salió de la iglesia y junto al intendente y la población bailaba, reían y lloraban de alegría, ¡¡estaba lloviendo!!, producto de este fenómeno meteorológico, cada uno se achacaba poderes especiales, deseaban que la lluvia no parase.
Pasaban las horas y la lluvia arreciaba cada vez mas, el Gordo Ignacio y la gente del pueblo, comentaban que era necesario que lloviese por lo menos, un día y medio, tenían razón, con semejante caída de agua, renacerían las plantas, se apagarían los incendios, la producción, comenzaría nuevamente; el pueblo se salvaría.
Ese primer día de lluvia, sirvió para que la tierra absorbiera meses de sequía, la algarabía de los vecinos era única.
Pasaron tres días y seguía lloviendo, cada hora que pasaba, se concentraban más nubes sobre el pueblo, a la semana de lluvia, Aire Puro, comenzó a inundarse, los campos comenzaron a desaparecer y se iba formando un inmenso espejo de agua.
La gobernación envió ayuda material de diverso tipo, incluyendo bolsas de arena para contener las aguas, pero era imposible, a pesar de los esfuerzos del cuerpo de defensa civil, que trabajaba día y noche, con la colaboración de los vecinos. La gobernación dio orden de ayudar a evacuar todo el pueblo, incluido los animales, el agua comenzó a penetrar en los domicilios y seguía lloviendo.
Llovía y llovía, ya estaban por los once días y la gente subía a los techos de sus casas, esperando ser socorridos. El Gordo Ignacio, hizo evacuar a su familia y subió al techo de la intendencia, a esperar que pare de llover y las aguas comiencen a bajar, al rato se acercó una lancha de defensa civil e invitó a el gordo Ignacio a abordarla, el intendente parecía el capitán de un barco y les respondió,- solo muerto me sacan de mi intendencia-.
Al ver que no podían convencerlo, la lancha partió a socorrer a otros vecinos.
El agua seguía cayendo y la crecida llegaba hasta los techos de las casa mas bajas, el señor intendente, firme en el techo del edificio público, la lancha se acercó por segunda vez y la respuesta del Gordo Ignacio fue la misma que la anterior, nuevamente la lancha se retiró.
La lluvia no amainaba y la inundación crecía, al otro día regresó la lancha de Defensa Civil, era el tercer intento para recoger y salvar de una muerte segura, a este hombre sencillo y valiente, la respuesta fue igual que la primera vez, a esa altura de los acontecimientos el intendente tenía el agua por la cintura y estaba agarrado, de la base del tanque de agua.
Al otro día el pueblo había desaparecido, no paraba de llover, miles de hectáreas se habían perdido bajo las aguas, lo que fue una zona fértil y pujante se convirtió en un inmenso río.
Para esa fecha, Bruma estaba en el paraíso, reemplazando a San Pedro, Dios le había encomendado una misión.
Bruma estaba leyendo los diarios por Internet, tenía necesidad de informarse sobre los desastres, que día a día producimos los seres humanos, en ese momento entró un señor a la oficina, sacó numero y se sentó a esperar que lo llamaran, Bruma comenzó a atender y cuando llegó al numero 47 el señor que era el último en llegar, se levantó, avanzó hacia el escritorio de Bruma y se sentó.
Bruma lo saludó y le preguntó nombre y apellido, el hombre respondió con un sonido inaudible y le dijo,- me llamo Ignacio Castillo, pero la gente de mi pueblo me dice gordo. Bruma le pregunta,-que le pasó?.
Gordo Ignacio; me ahogue. Bruma,- como sucedió? Mientras preguntaba iba llenando el cuestionario en la computadora, y el gordo Ignacio, relataba todas las peripecias vividas en su pueblo, cuando finalizó el relato, aprovechó la oportunidad, para pedir el libro de quejas celestial.
Comenzó escribiendo, que su intención era que Dios se enterara de todo y le recordaba que el era un cristiano militante, bautizado y casado por la iglesia, que toda su vida había aplicado la doctrina de Jesús y por lo tanto fue una persona decente, que se ocupó de los mas humildes, por eso la gente lo votaba y fue intendente durante tantos años y no entendía porque, cuando su pueblo desapareció bajo las aguas, Dios no lo ayudó y lo dejo morir ahogado, puso su firma y le devolvió el libro de quejas celestial a Bruma.
Como Bruma desde el paraíso veía y se enteraba de todo, porque además, los Ángeles le informaban diariamente, sobre los hechos mas importantes, tomó la defensa de Dios rápidamente y le dijo,- estimado señor Intendente Gordo Ignacio, usted se equivoca, Dios lo intentó ayudar y usted lo rechazó-. El gordo Ignacio no entendía nada y miraba a Bruma, que le remató la frase diciendo,-Dios tres veces le mandó la lancha.
jcatania
02/09
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